Perú afronta, entre la indignación y la decepción, el escándalo de la vacunación en secreto contra la Covid-19 de funcionarios y personajes encargados de encabezar la lucha contra la pandemia y que ahora, muy probablemente, deberán lidiar con sanciones políticas y judiciales.
Mientras que para analistas y juristas el país enfrenta “un mensaje devastador” de su clase dirigente, el gobierno de transición del presidente Francisco Sagasti reconoce el duro golpe, pero insiste en que se debe poner por delante “a todos aquellos que diariamente cumplen su función con integridad”.
“No podemos dejar que el comportamiento, la actitud, de algunos pocos funcionarios públicos empañe la labor de servicio al país que cumplimos”, afirmó este martes la primera ministra, Violeta Bermúdez, antes de remarcar que más de 1,4 millones de personas trabajan “fuertemente” para el Estado “en un contexto especial” ante la pandemia y un conjunto de situaciones de crisis.

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Las responsabilidades y culpas del escándalo, bautizado rápidamente como el “vacunagate”, comenzarán a definirse tras haberse hecho público este martes el listado de 487 personas que recibieron vacunas del laboratorio chino Sinopharm, que eran exclusivas para el personal que llevaba adelante los ensayos clínicos en el país desde fines del año pasado.
Si bien es cierto que entre los beneficiados hubo gran cantidad de médicos y científicos vinculados con los ensayos, también estuvieron funcionarios de los dos últimos gobiernos, incluido el expresidente Martín Vizcarra (2018-2020), familiares de éstos, consultores e “invitados”.
A pesar de que Vizcarra es duramente criticado, e incluso el Congreso anuncia que planteará su inhabilitación política, el régimen de Sagasti también ha sido afectado tras conocerse que entre los vacunados estuvieron la ahora exministra de Salud Pilar Mazzetti, y la excanciller Elizabeth Astete.
Mientras que Astete era la encargada de negociar la compra de vacunas, Mazzetti tuvo a su cargo la conducción de la lucha directa contra la pandemia e incluso llegó a afirmar hace una semana que iba a ser la última en ser vacunada, a pesar de que ya había recibido las dosis en enero pasado.
Ante esta revelación, el actual Gobierno afirmó que ningún funcionario vacunado en secreto permanecerá en su cargo, pero tuvo un gesto inédito hacia Mazzetti, al retirarle el agradecimiento que le había dado por sus “servicios prestados a la Nación” cuando dimitió el viernes, después de que el Congreso la citara para que explique la vacunación de Vizcarra.
El Legislativo inició, por su parte, su investigación este martes con la invitación al médico que dirigió los ensayos de Sinopharm en el país, Germán Málaga, quien defendió los protocolos de la investigación, aunque aseguró que Vizcarra recibió las vacunas directamente y no participó en los ensayos, como este asegura.
Grupos de legisladores han planteado que Vizcarra, Mazzetti y Astete sean sometidos a un juicio político y se les inhabilite para ejercer cualquier función pública durante diez años.
La controversia salpica de pleno al actual gobierno transitorio
El escándalo político, bautizado como “vacunagate”, estalló tras la aplicación irregular a altos funcionarios y a los familiares del expresidente Martín Vizcarra, de un exclusivo lote de vacunas entregado por el laboratorio chino Sinopharm para el personal implicado en el ensayo clínico de su vacuna.
Lejos de ser una peripecia exclusiva de la anterior administración, la controversia salpicó de pleno al actual gobierno de transición, presidido por Francisco Sagasti, pues también fueron vacunadas las exministras Pilar Mazzetti (Salud) y Elizabeth Astete (Relaciones Exteriores) quienes, a diferencia de Vizcarra, lo hicieron una vez la vacuna ya había sido aprobada.
Vizcarra anunció en agosto del año pasado que Perú otorgó autorización al laboratorio chino Sinopharm para llevar a cabo los ensayos clínicos masivos de su vacuna. Las primeras dosis de la vacuna llegaron al país a principios de septiembre y, con la participación de 12.000 voluntarios, ese mismo mes se iniciaron los estudios en la Universidad Cayetano Heredia y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
El pasado domingo se conoció que el protocolo del ensayo estableció el envío de un lote con 3.200 dosis extras para ser administradas voluntariamente al equipo de investigación y personal relacionado al estudio.
“Vacunagate”: los 11 nombres deshonrosos
Un presidente y dos ministras ya cesados de sus funciones y el médico personal del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) son algunos de los protagonistas del “vacunagate”, el escándalo de las vacunaciones secretas de altos funcionarios en Perú.
Entre los nombres más destacados de la lista difundida este martes están los siguientes:
1. Martín Vizcarra. Afirma haber pedido ser voluntario del ensayo e ignorar que lo recibido era la vacuna, pero el director de la investigación, Germán Málaga, asegura que Vizcarra le pidió expresamente vacunas para él y para su esposa cuando aún era presidente.

2. Pilar Mazzeti, ministra de Salud. “El capitán es el último que abandona el barco. Esperaré mi turno para ser vacunada”, decía la pasada semana Mazzetti.
3. Elizabeth Astete, ministra de Relaciones Exteriores. “No podía darme el lujo de caer enferma”, fue la justificación que dio la ya ahora excanciller de Perú, en cuyo ministerio, encargado de negociar la compra de las vacunas, también fueron vacunados al menos otros cinco funcionarios.
4. Luis Suárez, viceministro de Salud Pública. La mano derecha de Mazzetti en el Ministerio de Salud fue uno de los más se aprovechó del acceso a estas vacunaciones secretas, pues dentro de la lista hay familiares directos como su esposa, sus hijos y su hermana.
5. Alejandro Aguinaga, excongresista y médico personal del expresidente Alberto Fujimori. “Somos personas de riesgo e hice las consultas para que nos vacunaran”, dijo como justificación.
6. Ciro Maguiña, vicedecano del Colegio Médico.
7. Germán Málaga, director del ensayo clínico de la vacuna de Sinopharm.
8. Patricia García, exministra de Salud durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
9. Los rectores. Otras personalidades que también se beneficiaron de sus posiciones para vacunarse fueron las autoridades universitarias donde se hizo el ensayo clínico.
10. Cecilia Blume, abogada mediática.
11. Nicola Girasoli, nuncio apostólico, otro de los vacunados bajo la categoría de “consultor” del ensayo clínico; sacerdote italiano, enviado permanente del papa Francisco en Perú.
Página Siete
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