En la unidad educativa Phujravi del Distrito de Sica Sica, en La Paz, se pasan clases presenciales. En un salón, aproximadamente una docena de estudiantes aprenden desde una especie de cubículos de nailon, instalados para evitar los contagios de coronavirus.
“Se les ha hecho una especie de casucha individual. Están cubiertos por un metro y medio, con nailon. Además, hacia arriba tienen dos metros de espacio. De alguna manera las autoridades municipales han visto cómo desarrollar la educación presencial”, describe el maestro Félix Ramos, quien también es director de la radio 6 de Julio. Planea utilizar ese medio para educación a distancia.
En aquellas unidades educativas que optaron por la modalidad presencial, se intentan controlar todas las medidas de bioseguridad. La lista de útiles de este año incluye barbijos y alcohol en gel. En la puerta hay un área de desinfección y medida de temperatura. Los estudiantes mantienen una distancia de entre uno y dos metros. Y en varios salones han optado por crear estos cubículos de nailon para cada estudiante.

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“Como magisterio nacional hemos recomendado la modalidad a distancia para cuidar la salud de nuestros estudiantes (…) Sin embargo muchos padres de familia, en varios departamentos, especialmente en las provincias, han pedido que retornen los maestros a trabajar en la modalidad presencial”, cuenta el profesor Andrés Huayta, secretario ejecutivo nacional de los maestros de educación rural.
Explica que la modalidad virtual no es igual al contacto directo con los estudiantes. Tampoco se vive la experiencia de interacción con los maestros. “Lo que hace que el proceso de aprendizaje no sea óptimo”, remarca el profesor.
Por ello, los padres de familia se pusieron de acuerdo con los gobiernos municipales, locales, los consejos educativos y los directores distritales, para establecer medidas de protección. “Eso es más un esfuerzo del padre o madre de familia. En algunos casos también de las juntas escolares. Ellos han comprado para sus unidades educativas los insumos de bioseguridad y así se está trabajando”, revela Huayta.
Las asociaciones de maestros solicitan a las autoridades apoyo para el equipamiento. “Como confederación hemos pedido al
Ministro de Educación y al presidente Luis Arce que puedan reunirse a la brevedad posible con los alcaldes y que se dé una partida presupuestaria para equipar todas las unidades educativas del país”, remarca Huayta.
Mientras tanto, la mayoría de los colegios privados realizan clases virtuales. Los padres de familia manifiestan que sería “irresponsable” retornar a clases presenciales en pandemia.
“No queremos clases presenciales mientras los ministerios de Educación y Salud no nos den certeza. Garanticen que nuestros hijos no van a correr ese riesgo de contagio”, asevera el presidente de la Asociación Nacional de Colegios Privados de Bolivia, José Antonio Pereira.
Piden potenciar las herramientas virtuales. “Que ya no se improvise nada”, exige el padre.
Maestros pagan fotocopias para sus alumnos
“Hasta este momento, nosotros estamos costeando los textos que hemos enviado a los estudiantes en fotocopias. En otras regiones, el gobierno municipal se ha hecho cargo de retribuirnos ese gasto”, cuenta el profesor Félix Ramos.
Los maestros esperan que esta semana lleguen a las escuelas los textos elaborados por el Ministerio de Educación. El 18 de febrero ya se entregaron las cartillas para colegios de El Alto.
El contenido de ese material se debía coordinar con los educadores. “Como maestros rurales no nos hemos quedado de brazos cruzados. Al contrario, hemos estado elaborando aquello desde el año pasado”, resalta el maestro Ramos.
Mientras tanto, en las ciudades “la educación está corriendo a costa de cada familia y maestro”, dice el director distrital de El Alto 1, Carmelo López. Reclama que la Alcaldía “no les dio ni un barbijo”. Además, los maestros urbanos también corrieron con los gastos de fotocopias.
Respecto a la educación virtual o a distancia, destaca que todos los padres se han preocupado para conseguir equipos. “¿Quién no quiere que su hijo estudie? Todos han hecho los esfuerzos para conseguir celulares y computadoras”, dice López.
El material pedagógico no es la única deficiencia en las escuelas. Algunos colegios no cuentan con los servicios básicos.
“No es sólo un problema del área rural, en las ciudades es lo mismo. En El Alto hay unidades educativas que no cuentan con agua potable. Deja mucho que desear el descuido de las autoridades. Muchos están en campañas políticas para ganar las alcaldías y se han descuidado totalmente de la educación y la salud de los estudiantes”, asevera el profesor Andrés Huayta, secretario ejecutivo nacional de los maestros de educación rural.
Al respecto, la directora municipal de El Alto, Ximena Salas, explica que, según la resolución ministerial 001/2021 el inicio de clases se coordina entre las distritales y los consejos educativos. Además, el comunicado de la Dirección Departamental de Educación, 013/2021 reza: “Está prohibido pasar clases presenciales en unidades educativas fiscales, privadas y de convenio, ante el rebrote de la Covid-19”.
Por eso la modalidad debería ser a distancia o virtual, pero también hay deficiencias en esa categoría. En las zonas alejadas no llega internet. “Además, el costo es carísimo, por niño están gastando de 15 a 30 bolivianos”, lamenta la directora edil.
En el caso de la educación a distancia, Salas señala que las cartillas no van sincrónicas con el contenido del Canal 7.
Maestro rural: “El virus está en la ciudad”
El profesor Andrés Huayta, secretario ejecutivo nacional de los maestros de educación rural de Bolivia, señala que, según los reportes, la mayoría de contagios suceden en los lugares donde hay movimiento de la ciudad a las provincias, “porque el virus está en la ciudad. No sólo el maestro lleva el contagio, sino también los padres de familia”.
El profesional explica que el inicio del año escolar genera un gran movimiento en todos los sectores. Es una situación riesgosa para contagios.
Sin embargo, los padres de familia exigieron clases presenciales para sus hijos. Entonces, los profesores demandaron al gobierno municipal proveerles bioseguridad.
En ese contexto, surgió la idea de que los profesores no volvieran al área urbana. “Quieren que nos quedemos porque si salimos y entramos, es posible que también estemos trasladando el virus. En el área rural el sustento económico y los productos están allí y no hay necesidad de salir”, dice Huayta. Esto se aplicaría al menos durante el primer trimestre del año.
Es una medida que usualmente se toma para el tiempo de provincia que realizan los profesores. Hay regiones que requieren largos viajes, por lo que más conveniente es que el profesor se quede en el lugar.

“Por ejemplo a Ixiamas (La Paz) es como cinco horas de viaje. Normalmente los profesores que iban hasta allá retornaban sólo en vacaciones. Ahora estamos haciendo lo mismo”, cuenta.
En el área rural, aproximadamente el 40% de las unidades educativas han vuelto a las clases presenciales. El resto trabaja en la modalidad a distancia o semipresencial. Cuando el maestro se reúne con el estudiante, usa equipo de bioseguridad. Cada profesional se lo compra, de igual manera los estudiantes. No siempre tienen ese equipo.
Esas deficiencias también ponen en riesgo a los maestros. Muchos de ellos ya pasaron la enfermedad el año pasado. “Ha habido maestros que se han contagiado en el trópico de Cochabamba y Chuquisaca. Estamos pidiendo informes de otros departamentos”, informa Huayta.
Pagina Siete
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