
El exvicepresidente Álvaro García afirmó que al no tener la extrema derecha un compromiso con la democracia, el riesgo de un golpe de Estado seguirá presente en el mundo, el continente y en Bolivia, y opinó que América Latina vive una segunda ola de progresismo moderado, pero sin liderazgos carismáticos.
García brindó este sábado una entrevista al programa de radio La Pizarra, conducido por Alfredo Serrano. “En América Latina estamos viviendo una segunda oleada de progresismo moderado sin la presencia de liderazgos carismáticos. Del lado de las fuerzas conservadoras hay un proceso de abdicación de la centro derecha para potenciar las aguas de la extrema derecha”.
Remarcó que esto obedece a un “fenómeno mundial que se da tanto en las clases medias como en los sectores populares con un discurso muy claro: Si la democracia es un estorbo, fuera democracia. En el mediano plazo, la sociedad va a estar polarizada entre una derecha violenta y un progresismo más pluralizado”.
PUBLICIDAD
“El relevo no es carismático y su éxito radica en la posibilidad de consolidar y proteger los derechos sociales frente al avance conservador. Si esto sucede la oleada progresista puede continuar, si no, estaremos en un péndulo entre el progresismo y la derecha. La extrema derecha no tiene ningún compromiso con la democracia y el riesgo de un golpe de Estado va a estar presente en el continente, en el mundo y en Bolivia”.
En este marco, aseguró que “la nueva oleada progresista debe encarar la lucha territorial porque los adversarios de la derecha están dispuestos a matar”.
La exautoridad del gobierno de Evo Morales contó sobre su exilio, primero en México y luego en Argentina. “Tenía cuatro o cinco libros en el maletín, mi cepillo de dientes, algo para escribir y la llave. A eso le agregué la bandera de Bolivia con un puñado de tierra del trópico que nunca volví a tocar hasta que el día que llegué a Chimoré con Evo para devolverla en un gigantesco acto con más de un millón de personas. Luego volví y abrí la puerta de mi casa con la llave, fue muy emotivo”.
Morales y García renunciaron a sus cargos el 10 de noviembre de 2019, asfixiados por las protestas cívicas, un motín policial, la presión de las Fuerzas Armadas y un polémico informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) que alimentó el discurso del fraude en las elecciones del 20 de octubre de ese año, en que ganó Morales sin necesidad de ir a un balotaje.
El 11 de noviembre de 2019, Morales y García tomaron un avión con destino a México, que les otorgó asilo; el poder fue asumido por Jeanine Áñez. Posteriormente obtuvieron refugio en Argentina. Volvieron a Bolivia un año después de su exilio, tras la victoria electoral de Luis Arce, de su partido el Movimiento Al Socialismo (MAS), con 55,10% de los votos. El MAS señala que todo lo sucedido fue parte de un golpe de Estado.
Sobre los retos de los nuevos líderes progresistas en el gobierno, García dijo a La Pizarra que hay varios. “Uno es cómo relanzar la economía. Aun en el carácter moderado es necesaria una dosis de audacia, En el tema médico la gente espera un compromiso por parte del Estado para que proteja su salud y complete el esquema de vacunación. Otro reto, en el caso de Bolivia, es que los responsables del golpe tengan una sanción rápida por parte de la Justicia. Esto debe suceder también con quienes lo financiaron”.
La Razón
Comentarios