Una noche, la Policía ejecutó una redada en una casa situada en los suburbios de Manila. Era una vivienda en apariencia normal, con una sola habitación, pero la cantidad de equipos informáticos como webcams, laptops y routers de wifi desconcertó a los oficiales.
En el interior encontraron a un grupo de niñas y niños preparándose para seguir las instrucciones de un pedófilo a través de una webcam, relata Unicef en un artículo que expone el horror de ser infante en un país como Filipinas.
Filipinas, “el epicentro mundial de abusos sexuales emitidos en directo”
Un equipo de la Oficina Nacional de Investigación se reúne en las inmediaciones de un cementerio en Manila. Las linternas y las armas se encuentran escondidas, las cámaras, en cambio, están listas para filmar toda la evidencia posible, cuenta la BBC.
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Una familia vive entre los muertos de la ciudad, densamente poblada. La madre, de 36 años, usa su smartphone en una pequeña cabaña. Está enviando un mensaje a un ‘cliente’ de Australia, que solicita pornografía en vivo de sus tres hijos. En realidad, la persona al otro lado del celular es un agente encubierto.
Cuando la cámara se enciende, una docena de oficiales entran a la vivienda, donde encuentran juguetes sexuales, teléfonos y recibos de pagos del extranjero, señala el medio citado.
Este es otro de los tantos casos registrados en Filipinas, donde los más de dos años de cuarentena por la COVID-19 agravaron la situación y dejaron a los niños atrapados con padres sin recursos y desesperados por ganar dinero. En ese tiempo, en el que víctimas y explotadores pasaron más tiempo juntos, algunos sitios webs registraron récords en visitas.
Entre el 1 de marzo y el 24 de mayo de 2020, el Departamento de Justicia de EE. UU. recibió 279.166 denuncias de explotación sexual de menores online, lo que supondría el triple con respecto al año anterior. De acuerdo a un estudio de Unicef y Save The Children, uno de cada cinco niños filipinos está sufriendo explotación sexual, lo que equivaldría a cerca de 2 millones de menores en todo el país.
La situación ha llegado al grado que la Unicef considera a Filipinas como “el epicentro mundial del mercado de abusos sexuales emitidos en directo”.
La guerra contra la explotación sexual infantil en Filipinas
En Filipinas, hasta inicios de 2022, tener relaciones sexuales con niños de 12 años era legal. Esta ley data desde los años 30 del siglo pasado y era una de las edades más bajas del mundo para consentimiento sexual.
Sin embargo, en 2020 se inició una campaña para cambiar esta polémica ley que cobró notoriedad cuando, en septiembre del mismo año, un hombre de 27 años fue absuelto de abuso sexual por el Tribunal Supremo tras ser acusado por dejar en estado de gestación a una menor de 12 años.
El presidente del país, Rodrigo Duterte, aprobó, el 4 de marzo de 2022, la ley que elevaba la edad de consentimiento sexual a los 16 años, con el objetivo de proteger a los menores de violaciones y abusos sexuales.
Bajo la nueva legislatura, los adultos que participen de actos sexuales con menores de 16 años podrán ser acusados de corrupción de menores, excepto si la edad entre ambos es inferior a tres años y se logra comprobar que la relación era consentida.
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