El socialdemócrata Gustavo Petro cumple este lunes su primer año en la Presidencia de Colombia con un futuro tormentoso, mientras sus reformas de cambio se han quedado estancadas bajo la sombra del escándalo desatado por la supuesta financiación ilegal de su campaña.
Este caso, revelado por un testimonio judicial de su primógenito Nicolás, puede traer serias consecuencias judiciales y políticas al mandatario.
Petro fue elegido con la promesa de un cambio, incluso de las costumbres políticas del país, donde abundan formas de corrupción tales como tráfico de influencias, robo del dinero público y financiación ilegal de campañas con fondos narcos.
Lo que agrava aún más la posición del mandatario es que no fue la oposición la que sacó a la luz los supuestos ilícitos de su campaña sino que la bomba fue detonada en su entorno familiar como consecuencia de una disputa entre su hijo mayor, Nicolás Petro Burgos, y su exesposa, Daysuris Vásquez que acabó llegando hasta la Fiscalía la última semana.

Proceso. Captura de pantalla de la audiencia judicial contra Nicolás Petro y su ex mujer, Dayuris Vásquez (EFE).

La oposición, por su parte, ha aprovechado la revelación de Petro Burgos a la justicia, sobre la supuesta entrada de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de su padre, para pedir que se le someta a un juicio político o incluso exigirle la renuncia, para lo cual han convocado a manifestaciones en todo el país el próximo 16 de agosto.
Según el coordinador de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), Esteban Salazar, el caso puede tener tres procesos: uno en la Fiscalía General, otro en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el tercero en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.
“La Fiscalía, por ahora, cuenta con la información de Nicolás Petro y ‘Day’ Vásquez, quienes deberán aportar pruebas de los dineros que recibieron y cuántos y a dónde ingresaron en campaña”, puntualizó.


La pareja fue detenida el sábado 31 de julio en Barranquilla, luego de que la ex esposa de Nicolás denunciara a la prensa que el hijo del presidente se había apoderado de dinero narco que iba dirigido a la campaña de su padre.

El dinero en cuestión provino de dos fuentes, el narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, conocido como “el hombre Marlboro”, condenado por narconegocios en Estados Unidos, y de Gabriel Hilsaca Acosta, también comprometido en causas judiciales e hijo del controvertido empresario Alfonso “Turco” Hilsaca.

Juntos. El presidente Gustavo Petro y su hijo Nicolás, durante una campaña política en 2014 (AFP).

Al ser interrogado por la fiscalía, Petro se declaró inocente, aunque aceptó colaborar con los jueces. Fue entonces cuando reveló que parte de ese dinero llegó a la campaña de su padre. El presidente se comprometió a dejar actuar a la justicia y dijo lamentar la situación por la que atraviesa su primogénito.
“Lo que sigue entonces es que la Fiscalía deberá comprobar si los dineros aportados (…) vienen de fuentes ilegales” para tomar las medidas penales del caso, indicó Salazar.
Más allá del origen del dinero, Nicolás Petro afirmó en una entrevista publicada este sábado por la revista Semana que su padre no sabía del ingreso a su campaña electoral de dinero ilícito.
“Ni mi papá ni el gerente de la campaña, Ricardo Roa, sabían de los dineros que recibimos Daysuris y yo de Santander Lopesierra y de Gabriel Hilsaca. Obviamente, no sabían que parte de esos aportes yo los utilizaba para la campaña. Es importante hacer esa aclaración, pero hay otras circunstancias”, manifestó.

Nicolas Petro, hijo del presidente de Colombia, y su exesposa Daysuris Vasquez.

El presidente de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, el conservador Wadith Manzur, informó el viernes que desde marzo, cuando Vásquez hizo las primera denuncias, lleva a cabo “un proceso en contra del presidente de la república” que “se encuentra en etapa de investigación previa”, a lo cual se suma la denuncia presentada esta semana contra el presidente por un senador.
Sin embargo, el mayor riesgo para el presidente parece estar en el campo político porque el escándalo estalló a solo tres meses de las elecciones de alcaldes y gobernadores del próximo 29 de octubre a las que el Pacto Histórico, la alianza por la cual fue elegido Petro, llega debilitado por el rápido desgaste del Gobierno.
Ese desgaste se nota en los reveses sufridos en el Congreso, en donde en la primera legislatura Petro no logró la aprobación de sus reformas sociales y sigue perdiendo apoyos.
Clarín

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