Evo Morales estaba oculto en el trópico de Cochabamba un día como hoy hace tres años. Había colgado una fotografía en la exponía cómo durmió su primera noche después de renunciar a la Presidencia. Estaba echado en el piso, sin colchón y solo una frazada. Horas después anunciaba su salida del país rumbo a México. Llorando subía al avión militar mexicano junto a Álvaro García Linera y Gabriela Montaño. En uno de sus mensajes prometió regresar a Bolivia.
El país vivía días de zozobra hace tres años. Evo Morales había renunciado el domingo 10 de noviembre del 2019 a las 16:51. Horas antes fue un suplicio para el expresidente. Sin seguridad militar y apenas pudo utilizar el avión presidencial para ir a Chapare. Ahí dimitió a la Presidencia.
Bolivia no tenía un mando político. El Movimiento Al Socialismo (MAS) se negaba a asistir a la sesión de la Asamblea Legislativa Plurinacional para encontrar el camino de una solución. Evo Morales todavía mandaba directrices desde el trópico. Solo quería irse. México era su destino.
Evo Morales estaba en el hangar presidencial de El Alto cuando esa madrugada conoció el informe preliminar de la auditoría que hizo la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones del 20 de octubre. Estaba molesto y no tenía la intención de ceder.
A mediodía del sábado 9 de noviembre convocó al diálogo a los actores políticos y recibió un revés. Ese día no salió de La Paz y se encerró en la residencia presidencial de San Jorge con su entorno. La madrugada siguiente no pudo dormir, ya que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, se negó a suspender la publicación del informe.
La entrada al 10 de noviembre Evo no tenía otra posibilidad. Pasada la medianoche sabía que Almagro no iba a dar ni un paso atrás. Y fue así. El secretario general de la OEA publicó a las 3:00 el informe preliminar que revelaba “irregularidades” en las elecciones del 20 de octubre.
El expresidente logró hablar con Almagro la tarde del sábado, pero no tuvo efecto. Luego, el diplomático ya no quiso atenderlo.
Última promesa
Se contactó con parte de la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam). Pidió que estén a su lado en la conferencia de prensa para mostrar unidad en los sectores sociales. El entonces presidente había decidido llamar a nuevas elecciones y con un Tribunal Supremo Electoral (TSE) renovado. Sabía que el informe de la OEA era fulminante. Pero dejó algo al aire. Tenía que asegurar y dejar claro que ni él ni García Linera serían nuevamente candidatos.
En la mañana del 11 de noviembre, México envió un avión militar a recoger a Morales en previsión de que este aceptaría el asilo ofrecido. El plan era viajar a Lima, con la autorización del Gobierno de Perú, y esperar allí las autorizaciones desde Bolivia.
Fue una odisea. El avión partió a Bolivia y al ingresar a la frontera se le negó el ingreso. Regresó a Lima. Luego hubo la autorización y la aeronave aterrizó en Chimoré. Ahí estaban Evo Morales y Álvaro García esperando. Ningún gobierno quería que Morales sobrevuele su espacio aéreo. Ambos estaban al interior del aparato esperando que algún país autorice permisos aéreos. Paraguay aceptó la parada técnica y al final Brasil autorizó el sobrevuelo por su frontera. Perú también cedió.
Así, el avión llegaba a la capital mexicana. Morales descendió y solo atinó a decir que el gobierno de Manuel López Obrador le salvó la vida. En Bolivia seguían los conflictos y Jeanine Áñez asumió la Presidencia transitoria.
El Deber
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