«Sonó dos veces. Primero sonaron disparos como de metralleta. Calmó un ratito y volvió a sonar». Son las palabras de una testigo, vecino de la zona, que se torna en otro antecedente relacionado al triple asesinato de Porongo. No logró ver qué sucedió exactamente antes de la muerte de los tres policías. «No sabía que era», relata, pero sí observó las constantes idas y venidas de los vehículos.
Incluso, durante la entrevista que sostuvo en Unitel, el testigo mostró un banderín que se habría caído de uno de los teryx. Sobre la tela negra resalta la marca ‘Team777’ el mismo logo que identifica el taller donde la Policía halló una veintena de teryx y un motorizado utilizado la tarde del martes pasado, mismos que se atribuyen a Misael Nallar.
«Pasaban los teryx a toda velocidad», explica la persona cuya identidad se resguarda por motivos de seguridad. Estima que las idas y venidas de los motorizados se produjeron en torno a las 16:00 del día del crimen.
También identificó el vehículo Toyota Rav 4 que la Policía retuvo. «pasaba a gran velocidad», detalla. «Era el que iba y volvía con más frecuencia», corrobora.
La testigo asegura que se encontraba en su casa cuando vio pasar los motorizados. «Los días sábados y domingos siempre pasan a corretear con motos deportivas y teryx», cuenta. También se ve a ciclistas que recorren los mismos caminos.
Ese martes, considera que eran unas 10 cuadratracs y teryx los que pasaron. No tiene certeza, «estaba haciendo mis labores», admite.
Pero sí se percató de los disparos. «Sonó dos veces. Primero sonó disparos como de metralleta. Calmó un ratito y volvió a sonar».
Los disparos acabaron con la vida de los sargentos Eustaquio Olano y Alfonso Chávez Flores y un voluntario del Gacip, David Candia Orozco. A raíz del cruento asesinato, la Policía realizó un operativo intenso para detener a los responsables del triple asesinato.
El Deber
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