La familia de la víctima exige que el hombre sea sentenciado con la máxima pena, pues sostienen que el hombre confesó todo el hecho. Piden los restos de la víctima para darle sepultura.
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La Fiscalía que ahora procesa a Evaristo H. A. por feminicidio explicó que en principio el acusado era investigado por trata y tráfico de personas, pues se desconocía que Guillermina Canaviri había sido victimada; sin embargo, tras conocerse lo ocurrido su situación y la acusación en su contra cambió.
“Que le den 30 años que corresponde, es confeso que más pueden esperar, qué más pruebas piden si es el autor del hecho”, reclamaban el martes familiares de la víctima.
El feminicidio de Canaviri deja a sus tres hijos en la orfandad. Otro pedido que tiene la familia es que los restos óseos que están en poder del Instituto De Investigaciones Forenses (IDIF) sean entregados a sus seres queridos para darle sepultura.
El calvario de la familia de Guillermina se inició hace cinco meses, cuando fue reportada como desaparecida.
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La mujer de 48 años se ganaba la vida vendiendo frutas en el mercado campesino de Cochabamba y había contratado a un chofer para que lo conduzca.
Fruto de esa confianza que le tenía al hombre, había acordado con él comprar frutas en Yapacaní desde entonces se desconocía el paradero de Guillermina.
Tras haberse aprehendido al chofer, que además sostenía una relación sentimental con la mujer, confesó que fueron a una gruta donde la empujó a un barranco y para deshacerse del cuerpo la incineró en una casona deshabitada que encontró cerca del lugar.
La familia de la víctima también acusa al hombre de haber sustraído con engaños 50.000 dólares de la víctima que iban ser utilizados para comprar otro camión.
La muerte de Guillermina se convierte en el primer feminicidio del año en Cochabamba.
Unitel
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