Era una especie de Marilyn Monroe de mercadillo, rubia platino y sex symbol. Pero Pamela Anderson prefirió los bañadores de ‘Los vigilantes de la playa’ y las portadas de ‘Playboy’ que susurrarle el ‘Happy Birthday’ a JFK o sacar de quicio a Billy Wilder. La rubia elegante y premeditadamente tonta, aunque no lo era, del cine clásico; la del busto prominente, con un punto hortera, que rescataba hombres en las playas de Malibú. Dos fotografías de lo mismo, pero en dos momentos distintos. Dos actrices que terminaron engullidas por su propio mito, el de iconos eróticos, mujeres convertidas en objeto que, sin pretenderlo, cayeron al abismo.
Ambas, en contra de su voluntad, terminaron ocupando titulares. A Monroe la encontraron muerta en su bañera; a Pamela Anderson le «destruyeron la vida», como aseguró su amiga Courtney Love, cuando difundieron, sin su consentimiento, un vídeo sexual suyo con Tommy Lee, el batería de Motley Crüe.
La cinta VHS, robada de la casa de la pareja por un contratista descontento, pasó de ser difundida de forma clandestina a ser un fenómeno mundial cuando llegó a la web en 1997. La miniserie ‘Pam & Tommy’, disponible en Disney+, aborda el delito e insta a la reflexión sobre el derecho a la privacidad a pesar de la fama. «Que poses desnuda por tu profesión no hace que esté bien robar la propiedad privada de alguien y luego difundirla a todo el mundo», asegura Lake Bell, que dirige los capítulos cuatro y siete de la ficción protagonizada por Lily James (Pamela Anderson) Sebastian Stan (Tommy Lee) y Seth Rogen, que da vida a Rand, el carpintero que, por venganza, traiciona la confianza de la pareja.
Sobre Pamela Anderson pero sin Pamela Anderson
Que Pamela Anderson rechazara intervenir, o siquiera asesorar, sobre cualquier aspecto de ‘Pam & Tommy’ refleja hasta qué punto para la actriz es tabú un tema sobre el que ya habló demasiado a finales de los noventa. Se convirtió en un escándalo e incluso recibió burlas en directo presentadores de televisión que frivolizaron sobre el tema. «Esta esla historia de un crimen. Cuando la gente mira atrás piensa en esto de una manera frívola y no con el peso que merece, que es que la propiedad privada fue robada», reconoce Bell.
La también intérprete es voz autorizada en la materia, ya que sufrió en carne propia el ‘Celebgate’. «Fui víctima de una violación de la privacidad y un hackeo en 2014, algo que me permite examinar esta historia y entender que es una gran forma de recordarnos que los medios de comunicación tienen el poder de arruinar la vida de alguien y de explotar su imagen», comenta la directora de ‘Pam & Tommy’.
Para ella, el fin justifica los medios, y la historia de ‘Pam & Tommy’ recurre al morbo para fijar la atención en un hecho que se ha banalizado demasiado. «Resulta muy poderoso usar algo que todos quieren ver para hacerles recordar que aún somos responsables de lo que sucedió y que eso sigue siendo un delito», asume Lake Bell.
Puede que, como acto de justicia, ‘Pam & Tommy’ llegue tarde para ‘limpiar’ la imagen de un icono que las nuevas generaciones ni siquiera recuerdan. Pero vuelve a un debate que, ahora, está perpetuamente abierto. «El gran desafío fue garantizar que hubiera protección y respeto al representar a Pamela Anderson. Porque yo soy víctima de lo mismo, pero también soy hermana mayor y madre. Y soy muy promujer y me tomo muy en serio a la mujer, la representación de las mujeres en el cine y la televisión», reivindica la directora, que aplaude el trabajo de Lily James, capaz de «crear un personaje complejo, vulnerable, crudo y feroz».
abc.es
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