Samantha Rowe, originaria de Melbourne, Australia, ha tenido 10 abortos espontáneos y tres mortinatos (que es cuando un bebé muere en el útero durante las últimas 20 semanas del embarazo) en los últimos ocho años y, ni con estas dolorosas experiencias ha desistido en su búsqueda para experimentar la maternidad.
Está decidida a convertirse en madre soltera al decidir usar un vientre de alquiler de Grecia, meses después de “llorar hasta quedarse dormida” por la ruptura de su relación sentimental mientras ambos sufrieron la pérdida de su decimotercer bebé. Esta es su historia de vida.
La pesadilla de Samantha Rowe comenzó en 2014 cuando dio a luz a su hijo Cooper, quien nació con apenas 21 semanas de gestación, demasiado prematuro para sobrevivir fuera del útero. A él le siguió Hudson, quien nació muerto con 19 semanas de gestación, y las gemelas Emma y Zoé, quienes murieron en 2015 ahorcadas por sus propios cordones umbilicales. En 2018, el pequeño Noah vino demasiado pronto al mundo con tan solo 22 semanas de gestación.
Por lo que la mujer y su exprometido desembolsaron 40,000 dólares para usar óvulos de donantes en lo que pensaron que era una “solución milagrosa” a su problema para concebir, pero quedaron desconsolados cuando ese embarazo duró solo una semana. En noviembre de 2020 descubrió que su prueba de embarazo resultó positiva por decimotercera vez, ocho semanas después comenzó a sangrar y perdió a su bebé.
Ese fue el punto de quiebre de su relación con su prometido, una experiencia que ella misma califica como “peor” que padecer un aborto espontáneo ya que, después de haber sufrido tantas pérdidas, lo único que la animaba a seguir adelante era que ambos se tenían el uno al otro. “Pensé que éramos un equipo, pero luego lo perdí y me quedé sola”, relató.
Luego del fallido intento de concebir a través de un donante de óvulos, Samantha tuvo que mudarse a un departamento pequeño con todo y los artículos para bebé que guardó de sus antiguos intentos, incluso, confesó que aún celebra los cumpleaños de sus hijos fallecidos. Y su deseo por ser madre sigue presente pese a que con la pandemia por Covid-19 se sintió muy sola y deprimida.
Pero fue durante todo este tiempo que la mujer se replanteó la idea de ser madre y, lejos de desistir, encontró una posibilidad: un vientre de alquiler. Por lo que, hipotecó una propiedad adquirida antiguamente para lograr su objetivo.
Si bien, el hijo de Samantha no será biológico, porque utilizó esperma de un donador, ella considera que sentirá el mismo cariño por su hijo. Su solicitud podría ser procesada por los tribunales griegos a partir de febrero, lo que significa que finalmente Samantha podría experimentar la maternidad a finales de este 2022.
Red Uno