La festividad religiosa del Corpus Christi, celebrada solamente en países con población mayormente católica, como es el caso de Bolivia, es una de las más populares en el país, después de Pascua y Navidad, y, como estas, es un día feriado, en que no se trabaja ni se asiste a clases.
La celebración consiste básicamente en una misa en la que se conmemora la Eucaristía, una liturgia de consagración del pan (hostia) y el vino, el cuerpo y la sangre de Jesucristo. Así, la asistencia a la Eucaristía, la procesión y la comunión unen al creyente con el sacrificio de Cristo para el perdón de los pecados.
Además, es costumbre consumir frutas durante esta jornada y descansar como una manera de honrar el “cuerpo de Cristo” a través del propio. En ese sentido, una importante cantidad de frutas de temporada, como la chirimoya, uva, mandarina, naranja, kiwi; de frutos secos como maní, poroto, higos, y los tradicionales rosquetes tarijeños, maicillos, hojarascas, suspiros, chambergos, melcochas, entre otros, son comercializados, en particular, en esta fecha.


La manera de celebrarlo tiene sus variaciones de una ciudad a otra, a causa de las distinciones culturales. Por ejemplo, en la zona andina se entremezcla la misa con la tradicional ch’alla y bendición de bienes, y se realizan procesiones con el símbolo de la Santa Eucaristía.
Mientras que en Santa Cruz se festeja con una mega misa pública al aire libre, que es presidida por el Cardenal, y donde se presentan coloridas coreografías a cargo de las juventudes católicas.
La festividad de Corpus Christi en la ciudad de Tarija es celebrada con una arraigada costumbre de beber chicha de uva en una copa hecha en ajipa adornada con flores que se preserva con el paso de los años.


Esta tradición perdura en los mercados de abasto, donde predominan los puestos de venta del vino patero y la planta leguminosa que se cultiva en parte de la región chaqueña.
«Es una costumbre muy arraigada en la capital tarijeña que en el pasado fue recuperada de la agonía que impone el desarrollo, pero más pudo la fe y el amor al terruño para su conservación», afirmó el escritor René Aguilera Fierro.
Según Aguilera, él junto a los exconcejales Ana Canedo y Edmundo Ávila, en 1984, lograron restituir esta tradición tarijeña en el antiguo mercado central en medio de años difíciles para su posicionamiento.
El costumbrista Juan Flores señaló que esta festividad puede crecer mucho más con políticas claras y concretas que impulsen las autoridades, ya que es única en Bolivia y se convierte en un fuerte generador de turismo.
Cada año los tarijeños y las tarijeñas, en Corpus Christi, enaltecen esta tradición cuando se congregan en los mercados de la ciudad de Tarija.
«Es una rica muestra de la cultura tarijeña, beber vino patero o chicha de uva en una copa elaborada de ajipa, tiene un gusto especial, sobre todo por el aroma de las flores de la época. Hay que resaltar el orgullo de la tierra con donaire andaluz», expresó el escritor Aguilera.
Con información de RED UNO y EL DEBER




Síguenos en FACEBOOK
Comentarios