Por Esteban Farfán Romero*
«Pues polvo eres, Y al polvo volverás»
Génesis 3:19
Mientras redacto este escrito shockeado y conmocionado por la triste noticia de la muerte de un amigo, escucho a medio volumen un concierto de Pavarotti y justamente canta su canción favorita Nessun Dorma y Ave María. Es inspirador. Aunque mi amigo se durmió.
Se dice que la muerte es inesperada, pero la noticia de la desaparición del connotado y prometedor periodista Errold Iriarte, sí que es impactante. Hoy al mediodía me enteré de su deceso, causándome un gran dolor, hoy almorcé en silencio, completamente mudo, no dije una sola palabra, meditabundo, triste y melancólico, porque un amigo de 36 años se ha ido para siempre.
Que frágil es la vida, qué débiles somos ante las circunstancias, qué deleznable que es nuestra existencia, pendemos literalmente de un hilo, en cualquier momento en un cerrar y abrir de ojos.
Qué triste noticia lo de la muerte prematura de Errold Iriarte. Tuve la suerte y privilegio de ser su amigo. Compartimos criterios, sueños, grandes sueños, sobre todo de política, de liberalismo, de mercado, de Estado chico.
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Recuerdo que un día entusiasmado me llamó para compartir una publicación en un periódico local, en el que nos califican despectivamente a ambos, de activistas de la ultraderecha. ¿Yo de ultraderecha? Cada periodista que escribe simplezas. ¿Yo anarco? Lo que sí es verdad, es que creo en el Estado, pero chico y fuerte. Pero anarco no soy. Quizás utópicamente. De eso hablamos largo con Errold esa noche.
Me preguntó si debíamos llamar al medio y hacer la rectificación. Opiné que no debíamos hacerlo, porque era darle mucha importancia al bulo, que era mejor que quedara ahí, y que sigan hablando de nosotros, que digan lo que quieran, nosotros sabemos quiénes somos. Llegará un momento en el que nos referiremos sobre el tema conceptualmente. Ahí quedó todo.
Varias veces charlamos de temas muy importantes del departamento de Tarija y del Gran Chaco. Consideré a Iriarte uno de los pocos periodistas de Tarija inteligentes, con hambre de conocer, ‘leídos’, como decía mi mamá, al referirse a alguien letrado y estudioso.
Con Errold, compartimos mucho la visión liberal y minarquista de la política, me hizo algunas entrevistas en la que abordamos con cierta profundidad estos temas que nos apasionan, de la filosofía, la economía y la política.
Teníamos algunos planes. Estaba muy entusiasmado con su candidatura, pues tenía el sueño de convertirse en político formal y me contaba algunos de sus deseos, una vez que coronara su aspiración como senador, pero se frustró por las circunstancias que todos conocemos.
Son pocos los periodistas que piensan, que razonan, que hacen el ejercicio de abstraerse, para generar ideas de vanguardia en pos de una sociedad mejor. La mayoría se limita a cumplir su rol de pasivas correas de transmisión, y nada más.
Errold deja un gran vacío porque prometía mucho. Varios de los sueños quedan a medio camino.
Dicen que todos los muertos son buenos, pero la verdad es que Errold fue una muy buena persona, de buen carácter, suave, diplomático, con su estilo formal, medio acartonado y serio, de pocas palabras en la charla, escuchaba mucho, a diferencia de mí que cuando me dan cuerda no paro de hablar. .
Estoy muy dolido por tu partida querido amigo. Sé que vas a leer desde el más allá estas breves palabras que te escribo, que te dedico con mucho sentimiento. Mientras se me caen algunas lágrimas por tu partida, quiero que recuerdes que un día hablamos justamente sobre la muerte.
Aquí corto esto, porque de lo contrario, no me detengo. Buen viaje amigo. Hasta Pronto.
* Esteban Farfán Romero es: Especialista, Estratega y Asesor en Gestión Pública, Gobierno, Imagen, Media Training y Comunicación Política
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