Científicos del sur de California encontraron por primera vez en Los Ángeles ejemplares de bacterias inmunes a los antibióticos y alertaron que, por la facilidad con que se reproducen, pueden representar un peligro mayor, especialmente para las personas con enfermedades crónicas.
“La resistencia a los antibióticos podría ser la próxima pandemia”, Adam Smith, quien descubrió las bacterias en dos plantas de tratamientos residuales que abastecen a unos 7.5 millones de residentes del condado de Los Ángeles.
Las bacterias encontradas en las plantas Hyperion en Playa del Rey y en la de Carson –que suministran a 4 y 3.5 millones de personas respectivamente–, mostraron resistencia a la colistina, o antibiótico denominado “de último recurso”, porque se utiliza cuando todos los demás recursos para combatir una infección resultan inútiles.
“Lo que es particularmente preocupante es que este antibiótico solo se usa en situaciones en las que fallan todas las demás opciones, para afecciones que no se pueden tratar o que no han respondido a antibióticos como la penicilina”, reiteró el investigador de la Universidad del Sur de California (USC).
Lo grave, explicó, es que se trata de bacterias “móviles” de “transferencia horizontal”, lo que significa que aportan su inmunidad a antibióticos a otros tipos de bacterias y se esparcen fácilmente.
De acuerdo con Smith, si los ejemplares son móviles y fueron encontrados en muestras de dos plantas residuales, lo más probable es que ya se hayan esparcido y circulen por todo el condado de Los Ángeles.
El científico del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Sonny Astani, calificó a esas bacterias como. “patógenos oportunistas” que afectan primero a personas con sistema inmunológico que impacta alguna enfermedad crónica.
En su tratamiento se usan cada vez más antibióticos, y, esas bacterias, “si se vuelven resistentes, potencialmente estamos llegando a una situación en la que los antibióticos ya no se pueden usar para combatir esas infecciones, y entonces tenemos que encontrar nuevos antibióticos u otras terapias que puedan ayudar”, lo que generalmente toma tiempo.
El científico opinó que las bacterias resistentes se generaron a partir de que “durante la pandemia hubo una mayor ingesta de antibióticos en todo el mundo”, los médicos “recetaron en exceso los antibióticos”, y algunas bacterias fueron adquiriendo fuerza o resistencia a todos los antibióticos conocidos.
Ahora el científico recomienda observar los casos individuales que requieren antibióticos, para estar pendientes, pero “también debemos monitorear continuamente o ‘caracterizar’ nuestras aguas residuales y la comunidad microbiana circundante”.
También aconseja considerar que, así como todo lo que está vivo tiene una sola vida, la sociedad necesita enfocarse en “una sola salud”, o ver que puede haber humanos huéspedes de bacterias resistentes a los antibióticos, pero también puede haber plantas o animales, puesto que son seres con vida que se infectan.
Se necesitan aplicar “pruebas más frecuentes, pero también por pruebas en más sitios” en busca de bacterias resistentes a los antibióticos.
Reflexionó que es posible también usar unas bacterias en contra de otras, pues, por ejemplo, “antes de que desarrolláramos antibióticos como la penicilina en los años cuarenta, en realidad tratábamos las infecciones bacterianas con virus que infectaban específicamente a las bacterias, conocidas como bacteriófagos”.
El Centro federal para el Control de las Enfermedades (CDC) presenta una advertencia seria sobre las bacterias resistentes a los antibióticos.
“La resistencia a los antimicrobianos es una amenaza urgente para la salud pública mundial, que mató al menos a 1.27 millones de personas en todo el mundo y se asoció con casi 5 millones de muertes en 2019”, dice el CDC.
Agrega que “en Estados Unidos ocurren más de 2.8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos cada año y más de 35,000 personas mueren como resultado” de esas infecciones resistentes.

En otras palabras, según estadísticas en el país muere una persona aproximadamente cada 15 minutos debido a baterías inmunes a los antibióticos.
Sin embargo, el CDC advierte que “cuando se suma la Clostridioides difficile, una bacteria que normalmente no es resistente pero puede causar diarrea mortal y está asociada con el uso de antimicrobianos, el número de víctimas de todas esas amenazas supera los 3 millones de infecciones y 48,000 muertes” en Estados Unidos.
“La resistencia a los antimicrobianos tiene el potencial de afectar a las personas en cualquier etapa de la vida, así como a las industrias de la salud, la veterinaria y la agricultura, por lo es uno de los problemas de salud pública más urgentes en el mundo”.
Por su parte la Biblioteca Nacional de Medicina infirma respecto a “la crisis de la resistencia de los antibióticos” que California, y en general toda la costa del Pacífico estadounidense, es la región en la que se recetan menos antibióticos en todo el país.
La Opinión



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